jueves, 12 de mayo de 2016

Sindicato Andaluz de Trabajadores, un sindicato siempre en lucha por una Andalucía justa, solidaria y digna.


¡Libertad para Andrés Bódalo!
Sé que posiblemente no sea objetivo en lo que voy a decir, (es muy difícil serlo cuando uno habla de su tierra, de su gente, de su familia) pero los jornaleros y las jornaleras andaluces han sido los más maltratados y menos respetados de todos lo trabajadores de este país desde que vivimos en democracia. En los años 80 del siglo pasado se llevó a cabo una de las reconversiones agrarias y laborales más brutales de este país. La mecanización del campo y las nuevas tecnologías en las siembras y cultivos dejó sin trabajo a miles de jornaleros y jornaleras de mi tierra, de Andalucía, y los condenó a una pobreza que aún dura.
Miles de familias, que durante siglos habían trabajado esas tierras, se quedaron, de la noche a la mañana, sin nada. Sin ningún medio para ganarse el sustento honradamente. Todos los pueblos del bajo Guadalquivir y la campiña sevillana (que es la zona que más conozco) se quedaron sin la única fuente de ingresos: el trabajo en el campo.
Durante la dictadura, se pidió «¡Pan, Tierra y Libertad!». En democracia, en aquellos años, pedíamos «¡un puesto de trabajo!». Cuarenta años después se sigue pidiendo «¡trabajo!», pero estos tiempos de supuesta modernidad y progreso se le ha tenido que añadir el adjetivo «digno». ¡Un trabajo, pero digno!
La gente, mi gente, lo único que quería era un puesto de trabajo. No querían ni limosnas, ni subsidios. Querían un trabajo que dignificaran sus vidas y el jornal que llevaban a sus casas. No es lo mismo ir a la tienda y comprar con dinero ganado trabajando, que comprar con el dinero de un subsidio percibido por estar parado. Estoy seguro que el vaso de vino que mi padre se tomaba en la taberna, no le sabía lo mismo si él se lo había ganado con su esfuerzo.
En esos años 80 a los que me estoy refiriendo, fue el Sindicato Obrero del Campo (SOC) el que más luchó por estos jornaleros y jornaleras y el que más denunció la situación de desamparo, injusticia y desigualdad en la que estaban viviendo.
Recuerdo aquellos años como unos años de una gran actividad política y de movilizaciones, huelgas y manifestaciones. Había mucho en juego. El presente y el futuro de miles de familias jornaleras dependían del campo y no había nada más. No había otras alternativas. El progreso económico, laboral y social nunca llegó al mundo rural andaluz… y sigue sin llegar 40 años después.
Hoy en día, la lucha y las reivindicaciones, desgraciadamente, siguen teniendo la misma vigencia. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (antes el SOC), sigue siendo el sindicato más activo en la defensa de los trabajadores y trabajadoras del medio rural. En todos estos años no ha cesado ni un solo momento de luchar por salarios justos, por el desarrollo social y económico de muchos de nuestros pueblos. En definitiva, por la dignidad de la gente trabajadora de Andalucía.
Es posible que en todos estos años de lucha hayan cometido errores, se hayan extralimitado o hayan realizado acciones que no debieran. Es posible. De lo que sí estoy seguro es que nunca se hizo por un beneficio particular o por hacer un daño gratuito. Siempre se hizo con el único objetivo de ayudar y proteger a los más desfavorecidos, a la gente sencilla, a los jornaleros y jornaleras de Andalucía.
Si el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) acumula multitud de denuncias  y miles de euros de multa es porque no había otro camino, ni otra alternativa para llamar la atención sobre la situación desesperada de muchos pueblos de Andalucía.
Además, y esto es lo que me parece tristemente importante, es que si el SAT, sus dirigentes y militantes no han parado un solo día de luchar, es la evidencia y la confirmación de que las instituciones, entidades y organismo democráticos (Ayuntamientos, diputaciones, Gobierno autonómico y central, etc.) y el partido que ha gobernado Andalucía durante todos estos años, no han hecho el trabajo que debían de hacer, ni han cumplido con la obligación de ayudar y proteger a los más desfavorecidos y los que tienen menos recursos. Ante la emergencia social que está viviendo Andalucía, no debería ser un sindicato el que esté luchando contra la injusticia, la desigualdad y la pobreza. Deberían ser todos esos estamentos e instituciones públicas y todos esos grupos, sindicatos y partidos políticos de Andalucía los que deberían estar partiéndose el alma por buscar soluciones y alternativas. O dicho de otra manera, si las instituciones políticas y sociales de este país funcionaran y se preocuparan de verdad de defender a los más desprotegidos y a los más débiles, no haría falta esa lucha. No harían falta corte de carreteras, manifestaciones, ocupaciones de fincas, piquetes, asaltos a supermercados, ni otras acciones reivindicativas. Y si esto fuera así, es muy posible que los dirigentes y militantes del SAT no sufrirían multas y condenas, ni irían a la cárcel como es la situación vergonzosa que está paciendo Andrés Bódalo.
Yo conocí a Andrés Bódalo en la campaña de las elecciones generales pasadas y desde el principio me pareció un tipo honesto y comprometido. Andrés está preso en la cárcel Jaén desde el 30 marzo. Casi un mes y medio ya. Con todo lo que se está destapando en este país, y todo lo que ha pasado en estos años de crisis, que un miembro del Sindicato Andaluz de los Trabajadores esté preso por luchar por su gente, me parece una vergüenza intolerable en un estado que se define democrático.
Que sobre los banqueros avariciosos, empresarios estafadores y políticos corruptos no caiga todo el peso de la Ley y que en el caso de Andrés Bódalo la justicia sea implacable, dice mucho del sentido de justicia que todavía existe. ¿O es justo, es justificable y es ético que Andrés esté en la cárcel? Decidan ustedes.

El 4 de este mes salió desde Jódar (Jaén) una marcha para pedir la libertad de Andrés Bódalo. Este domingo 15 de mayo, a las diez de la mañana, la marcha continuará su camino hasta llegar al centro Madrid. El punto de salida es el Auditorio Municipal Villa de Vallecas (C/ Monte de Montjuich, 7, en el Barrio de Vallecas). Los que queráis venir, allí estaremos.
Desde mi punto de vista, esta marcha no se convoca solo para pedir la libertad de Andrés Bódalo, para mí tiene un sentido más profundo y más transcendental. Para mí esta marcha es un acción para dignificar la lucha política en tiempos de corrupción y descrédito y es rendir un homenaje a todos los militantes y dirigentes de los colectivos y sindicatos que no han cesado ni un solo día de luchar por una sociedad más justa, más solidaría y más humana. Ellos son mis héroes, mis referentes.

Y por último, no quiero terminar estas palabras sin dejar de mencionar y de agradecer al Ayuntamiento de Jódar que haya apoyado el indulto a Andrés. Es lo justo y razonable.

¡Salud y libertad!
Besos y abrazos con sabor a yerbagüena.
Benito Zambrano