jueves, 12 de mayo de 2016

Sindicato Andaluz de Trabajadores, un sindicato siempre en lucha por una Andalucía justa, solidaria y digna.


¡Libertad para Andrés Bódalo!
Sé que posiblemente no sea objetivo en lo que voy a decir, (es muy difícil serlo cuando uno habla de su tierra, de su gente, de su familia) pero los jornaleros y las jornaleras andaluces han sido los más maltratados y menos respetados de todos lo trabajadores de este país desde que vivimos en democracia. En los años 80 del siglo pasado se llevó a cabo una de las reconversiones agrarias y laborales más brutales de este país. La mecanización del campo y las nuevas tecnologías en las siembras y cultivos dejó sin trabajo a miles de jornaleros y jornaleras de mi tierra, de Andalucía, y los condenó a una pobreza que aún dura.
Miles de familias, que durante siglos habían trabajado esas tierras, se quedaron, de la noche a la mañana, sin nada. Sin ningún medio para ganarse el sustento honradamente. Todos los pueblos del bajo Guadalquivir y la campiña sevillana (que es la zona que más conozco) se quedaron sin la única fuente de ingresos: el trabajo en el campo.
Durante la dictadura, se pidió «¡Pan, Tierra y Libertad!». En democracia, en aquellos años, pedíamos «¡un puesto de trabajo!». Cuarenta años después se sigue pidiendo «¡trabajo!», pero estos tiempos de supuesta modernidad y progreso se le ha tenido que añadir el adjetivo «digno». ¡Un trabajo, pero digno!
La gente, mi gente, lo único que quería era un puesto de trabajo. No querían ni limosnas, ni subsidios. Querían un trabajo que dignificaran sus vidas y el jornal que llevaban a sus casas. No es lo mismo ir a la tienda y comprar con dinero ganado trabajando, que comprar con el dinero de un subsidio percibido por estar parado. Estoy seguro que el vaso de vino que mi padre se tomaba en la taberna, no le sabía lo mismo si él se lo había ganado con su esfuerzo.
En esos años 80 a los que me estoy refiriendo, fue el Sindicato Obrero del Campo (SOC) el que más luchó por estos jornaleros y jornaleras y el que más denunció la situación de desamparo, injusticia y desigualdad en la que estaban viviendo.
Recuerdo aquellos años como unos años de una gran actividad política y de movilizaciones, huelgas y manifestaciones. Había mucho en juego. El presente y el futuro de miles de familias jornaleras dependían del campo y no había nada más. No había otras alternativas. El progreso económico, laboral y social nunca llegó al mundo rural andaluz… y sigue sin llegar 40 años después.
Hoy en día, la lucha y las reivindicaciones, desgraciadamente, siguen teniendo la misma vigencia. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (antes el SOC), sigue siendo el sindicato más activo en la defensa de los trabajadores y trabajadoras del medio rural. En todos estos años no ha cesado ni un solo momento de luchar por salarios justos, por el desarrollo social y económico de muchos de nuestros pueblos. En definitiva, por la dignidad de la gente trabajadora de Andalucía.
Es posible que en todos estos años de lucha hayan cometido errores, se hayan extralimitado o hayan realizado acciones que no debieran. Es posible. De lo que sí estoy seguro es que nunca se hizo por un beneficio particular o por hacer un daño gratuito. Siempre se hizo con el único objetivo de ayudar y proteger a los más desfavorecidos, a la gente sencilla, a los jornaleros y jornaleras de Andalucía.
Si el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) acumula multitud de denuncias  y miles de euros de multa es porque no había otro camino, ni otra alternativa para llamar la atención sobre la situación desesperada de muchos pueblos de Andalucía.
Además, y esto es lo que me parece tristemente importante, es que si el SAT, sus dirigentes y militantes no han parado un solo día de luchar, es la evidencia y la confirmación de que las instituciones, entidades y organismo democráticos (Ayuntamientos, diputaciones, Gobierno autonómico y central, etc.) y el partido que ha gobernado Andalucía durante todos estos años, no han hecho el trabajo que debían de hacer, ni han cumplido con la obligación de ayudar y proteger a los más desfavorecidos y los que tienen menos recursos. Ante la emergencia social que está viviendo Andalucía, no debería ser un sindicato el que esté luchando contra la injusticia, la desigualdad y la pobreza. Deberían ser todos esos estamentos e instituciones públicas y todos esos grupos, sindicatos y partidos políticos de Andalucía los que deberían estar partiéndose el alma por buscar soluciones y alternativas. O dicho de otra manera, si las instituciones políticas y sociales de este país funcionaran y se preocuparan de verdad de defender a los más desprotegidos y a los más débiles, no haría falta esa lucha. No harían falta corte de carreteras, manifestaciones, ocupaciones de fincas, piquetes, asaltos a supermercados, ni otras acciones reivindicativas. Y si esto fuera así, es muy posible que los dirigentes y militantes del SAT no sufrirían multas y condenas, ni irían a la cárcel como es la situación vergonzosa que está paciendo Andrés Bódalo.
Yo conocí a Andrés Bódalo en la campaña de las elecciones generales pasadas y desde el principio me pareció un tipo honesto y comprometido. Andrés está preso en la cárcel Jaén desde el 30 marzo. Casi un mes y medio ya. Con todo lo que se está destapando en este país, y todo lo que ha pasado en estos años de crisis, que un miembro del Sindicato Andaluz de los Trabajadores esté preso por luchar por su gente, me parece una vergüenza intolerable en un estado que se define democrático.
Que sobre los banqueros avariciosos, empresarios estafadores y políticos corruptos no caiga todo el peso de la Ley y que en el caso de Andrés Bódalo la justicia sea implacable, dice mucho del sentido de justicia que todavía existe. ¿O es justo, es justificable y es ético que Andrés esté en la cárcel? Decidan ustedes.

El 4 de este mes salió desde Jódar (Jaén) una marcha para pedir la libertad de Andrés Bódalo. Este domingo 15 de mayo, a las diez de la mañana, la marcha continuará su camino hasta llegar al centro Madrid. El punto de salida es el Auditorio Municipal Villa de Vallecas (C/ Monte de Montjuich, 7, en el Barrio de Vallecas). Los que queráis venir, allí estaremos.
Desde mi punto de vista, esta marcha no se convoca solo para pedir la libertad de Andrés Bódalo, para mí tiene un sentido más profundo y más transcendental. Para mí esta marcha es un acción para dignificar la lucha política en tiempos de corrupción y descrédito y es rendir un homenaje a todos los militantes y dirigentes de los colectivos y sindicatos que no han cesado ni un solo día de luchar por una sociedad más justa, más solidaría y más humana. Ellos son mis héroes, mis referentes.

Y por último, no quiero terminar estas palabras sin dejar de mencionar y de agradecer al Ayuntamiento de Jódar que haya apoyado el indulto a Andrés. Es lo justo y razonable.

¡Salud y libertad!
Besos y abrazos con sabor a yerbagüena.
Benito Zambrano

sábado, 19 de diciembre de 2015

¿EL TRABAJO DIGNIFICA A LAS PERSONAS?


#CIUDADANÍAREFLEXIONANDO
SE ACABÓ LA CAMPAÑA, TODOS A REFLEXIONAR.
El de la foto es mi padre, el auténtico Benito Zambrano, conocido en Lebrija por El Gamba. Obviamente me llamo Benito por él. Y antes de hacer películas a mí también me llamaban el Gamba o el Gambita. Bueno, mis amigos me siguen llamando por el mote.
Viendo esta foto, definitivamente, yo quiero llegar a viejo como él. Así, de esa manera, con esa pose.  Tiene 85 años, y ahí está el tío. Sentado debajo de un olivo, tranquilamente, tomándose un vaso vino. Yo creo que está reflexionando sobre la crisis mundial y el cambio climático.
Si mi madre me enseñó la cultura de la dignidad como persona, mi padre me enseñó la cultura de la dignidad como trabajador. Nunca llegar tarde a trabajar. Hacer bien la faena, tener un comportamiento correcto y siempre respetar a los compañeros. Para mi padre, que nos llamaran la atención en el trabajo, era la peor vergüenza que podía sentir.
A los seis añitos empezó a trabajar en el campo cuidando pavos y gallinas, y del campo no salió hasta que se jubiló. Nunca fue al colegio. Siempre trabajó para otros y nunca acumuló riquezas. Trabajando honradamente nadie se hace rico, y menos trabajando para otro. Su único patrimonio son sus hijos. Y no es amor de hermano, pero mis hermanos y mis hermanas son los mejores del mundo.

Y ya que estamos en día de reflexión. Voy a compartir algunas dudas para quien quiera calentarse la sesera.
¿Qué eso de la cultura del trabajo?
¿El trabajo realmente dignifica o es cuento chino que nos meten desde chiquitit@s para que aceptemos sin quejas trabajar una vida entera?
Y si trabajar dignifica tanto, ¿qué pasa cuando alguien se queda sin trabajo? ¿Pierde su dignidad junto con el empleo?
Un trabajador sin trabajo, ¿qué es? ¿Un tonto o un inútil porque no encuentra trabajo?
Y si cobra una prestación o ayuda, ¿qué es?, ¿un parásito, un estorbo, una carga para la sociedad o un@ que hay que mantener por caridad?
Creo que estamos de acuerdo en que las empresas no son ONG, ni sociedades caritativas, ¿verdad? Un empresario monta una empresa con el objetivo de ganar dinero, no para crear puestos trabajos. Crea trabajo porque lo necesita para producir, no porque sea un filántropo benefactor ¿correcto? Entonces, ¿qué pasa cuando esos trabajadores ya no le son rentables o productivos al empresario? Si comprar una maquina o llevarse la empresa a otro país para obtener más beneficio es normal y lícito, ¿qué hacemos con la mano de obra sobrante?
Antes de que estallara la crisis, todos estábamos convencidos de que siendo un ciudadan@ honrado, un buen estudiante, un buen profesional, un buen trabajador/a, incluso siendo un buen empresario/a, todos estaríamos dentro del sistema y que el sistema nos iba a proteger. Pero el sistema entró en crisis —que no provocamos nosotros— y todo se jodió. ¿Qué pasa con todos eso buenos ciudadanos honrados y trabajadores? ¿Quiénes han pagado los platos rotos?
¡Ojú, madre mía, qué de preguntas! Bueno, vamos a dejarlo aquí, no os quiero calentar la olla el día donde hay que reflexionar tanto, ¿verdad?
Besos y abrazos… iba a decir cálidos, pero como hace falta que llueva, os envío besos y abrazos mojados de nuevas ilusiones. Feliz día de votación.
Por cierto, ¿no os huele a cambio a República?

viernes, 18 de diciembre de 2015

EN ESTE PAÍS NOS IRÍA MEJOR SI UNA MUJER LO GOBERNARA

#CiudadíaEnCampaña
ÚLTIMO DÍA DE CAMPAÑA.
José Luís Serrano, escritor y presidente del Grupo Parlamentario Podemos Andalucía en el Parlamento andaluz, decía el otro día en Granada, con respecto a Andalucía, que no es una patria sino una matria. Mi amigo Antonio Manuel Rodríguez, andaluz de profesión y más cosas, me amplió el concepto con esa pasión que le caracteriza cada vez que habla de Andalucía y su historia: «El concepto de patria podríamos entenderlo como un concepto excluyente y patriarcal. Sin embargo, el concepto de matria nos habla de una identidad que abraza, como una madre. Por eso Andalucía es abrazante y no abrasiva. Andalucía, como nación, se ha construido por inclusión, no por exclusión. Andalucía es mujer, y es madre protectora».
Y toda esta introducción es más que para plantear la siguiente pregunta: ¿nos iría mejor si este país —o país de países— lo dirigiera una mujer?
Pensando en el cambio tan profundo que necesitamos en este país, me acordé de mi madre y de las mujeres de mi pueblo. En cómo mantenían sus casas siempre limpias, aireadas y llenas de flores.
Recuerdo, cuando llegaban las fiestas importantes, cómo se arremangaban y hacían una limpieza general de arriba a abajo. No dejaban un rincón sin escamondar. Se retiraban muebles, y la casa se ponía patas arriba. Había que sacar toda la mierda. Que no quedara ni una mijita de suciedad. Había que dejar la casa impoluta. Limpia y transparente para que cuando vinieran las vecinas o los familiares olieran a limpieza y honradez. Pobres pero limpios, y muy dignos.
Obviamente era un trabajo duro pero ellas lo hacían por el bienestar de su familia. Lo hacían con amor o por amor a sus hijos, por su sangre. Y también por un sentido ético y de responsabilidad. Eran mujeres que sabían cumplir. Orgullosas. Las primeras en levantarse y las últimas en acostarse. Mujeres que con su limpieza, honradez y transparencia eran un ejemplo de dignidad para sus hijos y sus hijas, y sin necesidad de decir una sola palabra.
Ahora, en estos momentos actuales, en pleno siglo XXI, esa dignidad ganada con tanto sacrificio y con tanto trabajo durante generaciones, mucha gente se está viendo obligada a venderla para poder conseguir un miserable puesto de trabajo o para conseguir las limosnas del SEPE o de los Servicios Sociales de sus ayuntamientos.
Y ya que estoy haciendo memoria, también recuerdo lo sensatas y equilibradas que eran con la economía familiar las mujeres de mi tierra. Mi madre nunca gastaba más de lo que tenían. Sabía administrar lo poco que había con sentido común y equidad. Todas manejaban con una sabiduría extraordinaria —acumulada durante siglos— el sentido de la sostenibilidad. Nada de gastos inútiles, solo lo necesario. Caprichos, los precisos. Y si tenían que comprar algo a plazos, con su palabra bastaba. No hacían falta contratos. Rascaban de donde fuera para cumplir. Siempre pagaban sus deudas. A una mujer de mi pueblo nadie le iba a sacar los colores porque debiera dinero. Eso, jamás.
En la educación de sus hijos era la única cosa donde no escatimaban recursos. Sabían que el futuro de sus hijos e hijas estaba en la educación. Familias enteras se sacrificaban para que por lo menos uno de los hijos (varones en su inmensa mayoría) estudiara. Hoy en día, que nuestros hijos estudien para que tengan un futuro mejor, suena a un mal chiste contado por alguien que, encima, no tiene gracia. Mi sobrina —22 años— terminó el curso pasado sus estudios de fisioterapeuta, ahora mismo está trabajando en un restaurante italiano en Manchester (Inglaterra). Ella hace los postres y su novio, graduado en criminología, hace las pizzas. El sacrificio de mi hermana y mi cuñado desde luego no ha sido en vano. Sí, mi sobrina es un mujer estupenda, trabajadora, integra, bien preparada y tiene su carrera, que es lo importante. Pero la otra realidad es que mi hermana y mi cuñado han dejado de disfrutar de tener a su hija a cerca y, además, viven con la intranquilidad de que el futuro de su hija es incierto. Porque para venirse a España a que le hagan un contrato de mierda, mal pagado y temporal, mejor que se quede haciendo pizzas en Inglaterra. Por lo menos conoce otro país, y de paso aprende inglés —idioma que no sabe su tío, el que les habla—.
 «¡Ay, Dios mío!, con to lo que yo tuve que luchar para ahora tener que ver a mis hijos y a mis nietos así!», piensan muchas abuelas. Y también estoy seguro de que algunas de esas viejas, listas y sabias, de lengua rápida, dirían: «A este país lo que le hace falta es eso, un buen fregao, pero de los verdad, de los de antes. Con estropajo y lejía. De arremangarse, hincar las rodillas y refregá hasta que salga to’a la mugre.»
Pues sí, familia, eso es lo que creo que hace falta: una limpieza a fondo con lejía y estropajo. Y si es necesario hincando las rodillas en el suelo para refregar con fuerza, sobre todo, los/as que más han ensuciado este país —o país de países—. Al final, la «casualidad» de coincidir las elecciones generales con las fiestas navideñas, puede que se convierta en una feliz coincidencia. Y lo pienso  porque el 20D nos puede dar esa oportunidad. La de hacer esa limpieza general tan profunda y tan necesaria. Hay que darle una buena mano de cal a todo el país y replantar de flores nuevas todos los patios y todas las casas.
Y volviendo a la pregunta del principio, ¿nos iría mejor si este país lo dirigiera una mujer? Mi conclusión es que sí. Creo que nos irá mucho mejor si este país lo gobernara una mujer. Mujeres inteligentes, ecuánimes, sensibles y de buen corazón, que abracen y unan.
Así que de paso, aprovecho para manifestar mi respeto y admiración por todas las mujeres comprometidas y luchadores que se presentan a las elecciones. Espero que ellas pongan cordura y sentido común en el nuevo país que necesitamos, debemos y vamos a construir.  Y como oí decir a una negra cubana en pleno periodo especial, «Compañeras, lo último que se puede perder es la ternuraaaa».
¡Ah!, una cosa más, sé que me pongo muy melodramático y pedorro —lo siento—. Quiero aclarar que en mi casa fuimos muy felices. Pobres pero felices. Mi madre siempre estaba con ganas de reír. Mi infancia está llena de griteríos, bullas, chistes y bromas. Las mujeres de mi tierra no sabían estar serias. Ponerse serio era como tener una actitud superior. «Mira esa, que seria va, se creerá alguien», decían. Esas eran las mujeres de mi tierra, siempre con una sonrisa en la boca y una frase con doble sentido preparada para ponerte en tu sitio.

lunes, 14 de diciembre de 2015

MI CAUSA —MI DOLOR Y MI ALEGRÍA— ES MI TIERRA, ES MI GENTE

#AndalucíaUtópica

En los próximos meses en este país —o país o países— van a pasar muchas cosas. Van a ocurrir muchos cambios. Y yo me pregunto: ¿En qué lugar va a quedar Andalucía? ¿Qué protagonismo vamos a tener los andaluces? ¿Quién va a defender los intereses de los andaluces? ¿Se seguirá utilizando a Andalucía como moneda de trueque para los chanchullos políticos en Madrid?

La saliva se me convierte en cristales negros na ma pensar esto que voy a decir. Juro que lo voy a decir, lo voy hacer con todo el dolor de mi alma pero, si me callo, reviento. Cada vez que hay elecciones generales, lo único que siento es que todos tratan a Andalucía como la puta donde vienen a hacer sus necesidades y después, encima, la mal pagan. Lo digo como lo siento. Los andaluces, en este país —o país de países—, solo somos importantes cada cuatro años, cuando necesitan nuestro voto. Después, que te den.
¿Y quién tiene la culpa de que nos pase esto? ¿Quién tiene la culpa de que Andalucía no tenga ningún peso en los centros de poder económico y político de este país?
Yo tengo mis culpables, que cada uno piense los suyos.

No conozco a ningún gitano que se vaya a llorar después de cantar, por mu jondo que haya cantao. Así que ahora no es el momento de ponerse a llorar ni a quejarse, si no se va a hacer nada.
Mi gente: en los próximos meses lo menos importante va a ser el partido al que cada uno pertenece o al candidato al que votó. Lo importante va a ser lo que estos partidos y nosotros mismos estaremos dispuestos a hacer por nuestra tierra. La única causa que nos deberá unir es Andalucía. Por lo menos, para mí, mi única causa —mi dolor y mi alegría— es mi tierra y es mi gente. Por eso creo que lo realmente importarte, en este momento actual, histórico, es preguntarnos cómo podemos construir entre todos una Andalucía nueva. Una Andalucía a la que todo el mundo respete.
Eso sí, para que eso ocurra, primero tenemos que aprender a respetarla nosotros mismos, los andaluces. Si somos un pueblo tolerante con la corrupción y los estafadores; si aceptamos que nos ninguneen y que nos gobiernen políticos inútiles; si nosotros mismos denigramos nuestra propia cultura o no le damos prioridad absoluta a la educación; si todos los ciudadanos y ciudadanos no nos comprometemos con nuestra tierra, entonces no esperemos nada bueno de nadie. Si seguimos esperando al Mesías o a un líder que nos guie, entonces vamos apañaos. Seguiremos siendo, durante muchos siglos más, el culo de la península Ibérica y de Europa. Detrás nuestra, lo de siempre.

Tweets que no cabe en 140 caracteres:
#AndalucíaUtópica. Es vedad, a lo andaluces nos gusta improvisar pero cuando todos vamos a compas, surge lo maravilloso. Surge el arte y surgen los sueños. Mi gente: vamos todos a compás. Todos a una, por una Andalucía para todos. Una Andalucía nueva y utópica. Mi gente: estamos en un momento histórico para nuestra tierra y, aunque estemos improvisando nuevas maneras de hacer política, no importa si todos vamos a compás. Si queremos cambiar de verdad, tenemos que atrevernos a probar caminos nuevos. Caminos nuevos que nos exigen cambios en nosotros mismos. Nadie cambia su vida actuando de la misma manera. Una sociedad conformista, mansa o resignada, repetirá errores una y otra vez. Nunca cambiará. Exceptuando cuando los que tienen el control económico y mediático lo desean. Entonces, el rumbo será el que ellos dicten. Pero bueno, estábamos hablando de cambiar sólo un poquito, el suficiente para que Andalucía vaya en otra dirección. Y tranquilos, no hay que asustarse, peor de lo que se ha hecho durante estos treinta y tantos años de gobierno, ya no se pue hacer. Estamos en campaña electoral y todos los partidos tienen que oírnos. Es el momento de que la ciudadanía hable. Mi gente: es el momento de salir a la calle a reivindicar nuestro lugar en la historia de este país, o país de países, o lo que leches seamos.

domingo, 6 de diciembre de 2015

LAS PREGUNTAS QUE TENDRÍAMOS QUE HACERNOS ANTES DE IR A VOTAR


#CiudadaníaEnCampaña
DÍA 3 DE CAMPAÑA
CARTA A LOS «DECISOS»

Querido yo mismo:
Ayer escribí una carta a los indecisos y, cuando terminé de escribirla, me di cuenta de que el indeciso era yo. Bueno, quizá «indeciso» no es la palabra correcta. Lo que me pasa, en realidad, es que tengo una jartá de dudas. Así que dejadme que las comparta ahora con vosotros/as, ya que no puedo compartir mis certezas. Y no es porque no quiera sino porque no las tengo, o las pocas que tengo no son muy brillantes para compartirlas.
Y la duda más grande que tengo es, precisamente, cuáles son las preguntas que deberíamos hacernos antes de ir a votar. Por ejemplo, en relación a la crisis que llevamos padeciendo todos estos años, qué deberíamos preguntarnos.
Sabemos que sobre la crisis, sus causas y sus consecuencias se ha escrito y se ha hablado mucho. Hemos oído y visto a muchos expertos y especialistas, periodistas y políticos analizar y debatir sobre la crisis pero, ahora que estamos a tan pocos días de las elecciones, creo que los ciudadanos y las ciudadanas de este país nos deberíamos volver a preguntar y reflexionar sobre lo que ha pasado desde que la crisis estalló.
No hace falta que escribamos las respuestas, ni que estas tengan que ser brillantes y elaboradas. Propongo un ejercicio libre de análisis, reflexión y compromiso ciudadano desde el lugar que a cada uno nos ha tocado vivir y dejando a un lado todo lo que nos han intentado inculcar o hacer creer desde los medios de comunicación y nuestros gobernantes.
Creo que si cada uno de nosotros responde cada pregunta de una manera honesta, dejando a un lado los prejuicios y las respuestas trilladas, tengo la intuición de que vamos a descubrir por nosotros mismos verdades o matices que no sabíamos o que nos han querido ocultar. Creo que si profundizamos en las preguntas podremos ir a la raíz de los problemas, por lo tanto, tener más claro cuáles podrían ser las soluciones. Y, además, seguir avanzando en conseguir una ciudadanía más comprometida, más activa y más preparada para cambiar el destino de este tren que cada día se acerca más al precipicio. El sabio José Luís Sampedro venía a decir algo así como «o paramos nosotros esta locura de sociedad del consumismo, el despilfarro y la desigualdad, o será la propia naturaleza la que nos frenará como un muro de hormigón frena a un coche a toda velocidad con toda la familia dentro». Estoy de acuerdo que el sabio Sampedro no lo diría así. Reconozco que es una interpretación libre de algo muy inteligente que él dijo. Que me perdone el atrevimiento.
En fin, mis queridos/as «decisos/as», aquí os dejo una ristra de preguntas que no sé muy bien cómo contestar o contestármelas. Si estáis aburridos/as y no tenéis nada mejor que hacer, quizá sea interesante darle una pensada.
- Como país, como pueblo, ¿hacia dónde deberíamos ir y qué deberíamos cambiar para construir una sociedad más justa, más equitativa, más solidaria y más feliz?
- Si el actual sistema económico-político en el que vivimos no garantiza los derechos mínimos de las personas, ni ayuda a construir una sociedad mejor para todos, ¿qué debería ocurrir? ¿Qué sistema habría que crear?
- Si la alternativa es seguir con el mismo sistema económico-político, ¿la solución sería ir hacia un capitalismo más justo que cree una sociedad menos desigual? ¿Pero se puede cambiar el sistema capitalista para hacerlo más humano y más solidario? ¿Es esto posible?
- Si hubiera un deseo real de cambiarlo para mejor, ¿el sistema capitalista español tiene autonomía y soberanía suficiente para dar un giro hacia ese capitalismo solidario? ¿O, en esta fase de la globalización y las grandes corporaciones, ningún país tiene la soberanía suficiente para hacer las reformas necesarias que lo lleven hacia un capitalismo más humanitario? 
- ¿Nuestros «amiguetes capitalistas» estarían dispuestos o están preparados para caminar hacia un capitalismo humanista y solidario en esta España que tanto dicen querer?
Y en otro orden de cosas:
- ¿Los ciudadanos tenemos la última palabra en todo esto? ¿Tenemos la soberanía suficiente para decidir nuestro futuro?
- ¿Los ciudadanos y las ciudadanas de este país —o país de países— queremos asumir esa responsabilidad o vamos a seguir dándole un cheque en blanco a nuestros políticos para que hagan lo que les dé la gana?
- ¿Nuestro destino final es callar, obedecer, producir y consumir? ¿No es esto lo que el capitalismo reinante nos exige y, en algunos casos, a lo que nos está obligando a través de la estrategia del miedo? Me refiero al miedo a perder el puesto de trabajo o a no encontrarlo; miedo a protestar o expresarnos libremente; miedo a cambiar, a probar otros caminos, a otras maneras de vivir, a soñar otros mundos posibles.
Vaya rollo, ¿no? Bueno, no quiero ser más pesao. Son las preguntas que me hago constantemente y os prometo que intento, dentro de mis posibilidades, encontrar las respuestas. ¿Con qué objetivo? Pues con el único objetivo de ayudar, aunque sea solo un poquito, a mejorar este país —o país de países—.
Saludos cordiales, y besos con sabor a pestiño.
El Benito.

sábado, 5 de diciembre de 2015

NO ME GUSTARÍA TENER UN GOBIERNO CON LOS VOTOS DE LOS INDECISOS


#CiudadaníaEnCampaña
DÍA 2 DE CAMPAÑA.
CARTA A LOS INDECISOS.
Queridos indecisa e indeciso,
No dejo de oír que los partidos quieren captar vuestro voto y que gracias a convenceros, ellos van a ganar las elecciones. Y a mí, lo primero que se me viene a la cabeza, es que no me gustaría tener un Gobierno constituido gracias a los votos de los indecisos de este país. En este momento actual, que es un momento histórico y decisivo para nuestro futuro, yo no quiero un Gobierno apoyado por indecisos. Lo quiero formado con los votos de los “decisos”, de los que saben qué país quieren y qué políticos quieren que los represente.
Si eres un indeciso porque sencillamente no estás de acuerdo con esta manera de hacer democracia o con este modelo sociopolítico, lo puedo entender. Yo también tengo muchas dudas, os lo aseguro. Un sistema donde los partidos solo piensan y trabajan con miras a ganar las elecciones cada cuatro años, siempre será un desastre para los ciudadanos. La solución de los problemas de la gente no puede estar en función de lo que pase cada cuatro años. La solución de los problemas en nuestra sociedad necesita un recorrido mucho más largo. No podemos adaptar nuestras vidas y la solución de nuestros problemas a los periodos electorales.
Por otra parte, si hay ciudadanía que no va a votar o tiene indecisión porque ninguno de los partidos que se presenta a las elecciones cumple con sus perspectivas de cambio o de futuro político, también puedo entender que estén indecisos. En varias Elecciones Generales no voté por eso mismo.
 Ahora bien, si eres uno de esos indecisos tan deseado por los partidos porque aún no sabes a qué partido votar, si eres uno de esos, te juro que no te entiendo. Después de lo que se lleva ha sufrido en este país por culpa de la crisis —y se seguirá sufriendo— y sabiendo quiénes han liderado, dirigido y gobernado este país —o país de países— durante estas últimas décadas, ¿cómo se puede estar indeciso? ¿Qué dudas se puede tener?
 Cada uno puede pensar lo que quiera —faltaría más que yo te diga lo que tienes pensar— pero mi sugerencia es que, si estás indeciso, mires hacia atrás, hagas un poco de memoria y te preguntes:
- ¿Quiénes nos hicieron creer que España era la repera y que íbamos a ser los más ricos de Europa?
- ¿Quiénes potenciaron la economía de la especulación y alentaron la burbuja inmobiliaria que nos ha llevado a este desastre actual?
- ¿Qué calidad e inteligencia tenían tienen los políticos que nos han gobernado durante estos últimos veinte años que fueron incapaces de aprovechar el boom económico para hacer un país más fuerte, más formado, tecnológicamente más desarrollado y con una economía más sólida? 
- ¿Quiénes han ayudado a hacer de este país el paraíso de la impunidad?  Nuestros líderes políticos, económicos y financieros la hacen y nosotros, la gente normal, la pagamos, ¿no ha sido así y está siendo? ¿Qué partido o político conoces que haya dimitido o asumido la nefasta gestión durante estos años?
- ¿Se puede salir realmente de una crisis como la que vivimos —y evitar crisis futuras— sin ir a la profundidad de los problemas? ¿Se puede curar un tumor sin ir a la raíz misma de la enfermedad?
- ¿En este país, durante estos últimos ochos años, ha habido un debate serio y profundo para saber cuáles eran las causas y la raíz de nuestros problemas? ¿Quiénes deberían ser los primeros en promover y hacer este análisis?
- ¿Las soluciones que se han propuesto y se están proponiendo son solucionares reales y duraderas o son simples parches y remiendos como se ha hecho siempre a lo largo de nuestra historia? ¿No tienes la sensación de que todo se reforma para que nada cambie y siga igual?
- ¿No hemos aprendido, ni vamos aprender nada de esta crisis? ¿Para qué va a servir todo el sufrimiento de tanta gente durante todos esto años? ¿Para nada?
 Bueno, estas son solo unas cuantas de las muchas preguntas sobre las que podríamos reflexionar tú, yo y todos/as. Y si no tienes ganas, pues ni me hagas caso, pasa de calentarte la cabeza. Ahora bien, si no vas a hacerte estas preguntas, déjame que te pida algo. Por favor, no tomes tu decisión solo porque lo que nos cuenten nuestros queridos políticos estos días de campaña. Analiza lo que han hecho y no lo que cuentan que van hacer. Ya lo dicen los viejos: «Uno es sus acciones y no sus buenas intenciones».
 Y para terminar, déjame, mi querido indeciso e indecisa, que añada un par de citas de Bertolt Brecht que he encontrado por ahí. Por supuesto no va dirigida a ti. Va dirigida a los que se enorgullecen de pasar de la política o no quieren saber nada de estos menesteres. ¡Va por ellos, señores y señoras!
«El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales…

El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.»
 Y como fin de fiesta, te dejo este link http://bit.ly/1XIH2OO para refrescar la memoria y por si ayuda en algo.
 Un cordial saludo y besos con sabor a mazapán y turrón.
El Benito.